En un contexto desafiante para el sector agropecuario, Agricultores Federados Argentinos (AFA) se destaca como una cooperativa que ha sabido sortear las crisis con una estrategia basada en el realismo financiero y comercial. Así lo explica su presidente, Darío Marinozzi, quien resalta la solidez de la entidad en un momento en que muchas proveedoras de insumos enfrentan dificultades económicas.
Lejos de caer en la parálisis, AFA continúa con un ambicioso plan de inversiones. En abril, inaugurará una planta de insumos biológicos en Ramallo, una apuesta de entre 6 y 7 millones de dólares. Además, proyecta una expansión del 50% en su planta de fitosanitarios, con una inversión adicional de 7 u 8 millones, junto con un nuevo galpón logístico por más de 3 millones. En total, la cooperativa destinará entre 17 y 18 millones de dólares en el norte bonaerense, todo con financiamiento propio.
Pero AFA no se detiene ahí. Marinozzi adelanta que están en evaluación nuevos proyectos de valor agregado que podrían materializarse en Santa Fe o Córdoba. Además, avanza con el lanzamiento de su aseguradora propia, Arraigo Seguros Patrimoniales, que ya está inscripta en la Superintendencia de Seguros y podría comenzar a operar en la próxima campaña gruesa.
El presidente de la cooperativa subraya que el éxito de AFA radica en su capacidad para adaptarse a los cambios. Tras las elecciones presidenciales, anticiparon un nuevo escenario de menor inflación y consumo restringido, evitando la acumulación de stock que hoy genera problemas en el sector. «Hubo quienes esperaron todo el 2024 una modificación del tipo de cambio que nunca llegó y perdieron dinero. Nosotros nos ajustamos rápido y hoy estamos sólidos», afirma Marinozzi.
En materia de combustibles, AFA consolidó su alianza con Shell, asegurando el suministro incluso en épocas de escasez. Con la apertura de nuevas bocas de expendio, la cooperativa extiende su alcance a productores no asociados, municipios y empresas de transporte.
El turismo es otro sector en el que AFA comienza a incursionar, organizando viajes técnicos para sus socios, con la intención de expandirse a una oferta más amplia en el corto plazo. En exportaciones, la cooperativa refuerza su presencia internacional con envíos directos de legumbres y la apertura de mercados en Medio Oriente.
Sobre la próxima cosecha, Marinozzi señala que los productores aún arrastran deudas por la sequía pasada, aunque en la zona núcleo se espera un buen rendimiento. Sin embargo, advierte sobre la falta de rentabilidad debido a la alta presión impositiva y costos de producción elevados. «Muchos pequeños productores recuerdan los 90, cuando desaparecieron miles de ellos por las condiciones económicas», advierte.
Si bien los créditos en Expoagro resultaron atractivos, Marinozzi cree que muchos productores son cautelosos ante precios de maquinaria que no se ven en ningún otro lugar del mundo. «No vemos intenciones de invertir masivamente. Es un contexto donde hay que ser muy precavidos», reflexiona.
Finalmente, el presidente de AFA reconoce diferencias con la crisis de los 90. «Antes, el agro estaba muy endeudado y con campos hipotecados. Hoy, muchos productores tienen liquidez y eso es una ventaja clave», sostiene.
Con una estrategia basada en la prudencia y el financiamiento propio, AFA sigue consolidándose como un actor clave en el agro argentino, combinando inversiones millonarias con una gestión eficiente y realista.