La justicia parece comenzar a saldar una de las heridas más dolorosas que dejó el clásico rosarino del 30 de septiembre de 2023. Este viernes, la familia de Ivana Garcilazo, la joven hincha de Rosario Central asesinada tras el partido, recibió una noticia largamente esperada: Bolivia autorizó la extradición de Damián Reifenstuel, uno de los tres acusados por el crimen.
La decisión fue comunicada por la Fiscalía a los allegados de la víctima, que desde hace meses impulsan el reclamo de justicia. Reifenstuel, de 45 años, fue detenido por Interpol el pasado 25 de febrero en Samaipata, un pequeño pueblo turístico del sur de Bolivia, luego de permanecer prófugo durante varios meses. Tras su captura, fue trasladado a la ciudad de Sucre, donde aguardaba la resolución judicial sobre el pedido de extradición.
Un crimen que conmovió a Rosario
Ivana Garcilazo tenía 33 años y regresaba en moto junto a su pareja después del clásico entre Rosario Central y Newell’s Old Boys, disputado en el estadio Gigante de Arroyito. Cuando circulaban por la zona de Ovidio Lagos y Montevideo, fue alcanzada por una piedra arrojada por presuntos simpatizantes del equipo rival. El impacto le causó heridas gravísimas que derivaron en su muerte poco después. Su caso generó una conmoción que excedió las fronteras del fútbol y expuso una vez más el problema de la violencia urbana vinculada a lo deportivo.
Dos sospechosos fueron detenidos rápidamente, pero Reifenstuel, el tercero de los presuntos implicados, logró fugarse del país. Las tareas de inteligencia e investigación permitieron dar con su paradero varios meses después en Bolivia, donde intentaba pasar desapercibido.
«Se empieza a hacer justicia»
La confirmación de la extradición fue recibida con alivio y emoción por la familia Garcilazo. Silvana, una de las hermanas de Ivana, habló con el noticiero Telenoche Rosario (El Tres) y expresó sus sensaciones: “Nos sorprendió la noticia, pero estamos muy contentos. Hay mucha gente trabajando en esto y sentimos que finalmente se empieza a hacer justicia”.
Para la familia, la fuga de Reifenstuel no sólo fue una muestra de culpabilidad, sino también una imposición más de sufrimiento. “Damián me arruinó la vida por completo. No pudimos hacer un duelo en paz. Ahora sólo quiero tenerlo cara a cara”, expresó Silvana. Y agregó con crudeza: “Deseo que los tres se pudran en la cárcel. Es lo mínimo que merecen”.
Según la información oficial, el traslado del acusado podría concretarse en un plazo de dos a tres semanas. La operación será coordinada entre las Fuerzas Especiales de Lucha contra el Crimen (Felcc) de Bolivia, Interpol y Gendarmería Nacional Argentina. El fiscal Lisandro Artacho, que sigue el caso desde Rosario, había explicado meses atrás que, una vez aceptada la extradición, Reifenstuel será escoltado hasta un paso fronterizo para ser entregado a las autoridades argentinas, que lo trasladarán a la ciudad donde será imputado formalmente.
Un paso más en la búsqueda de justicia
Con los tres acusados localizados, el expediente avanza hacia una instancia clave. La imputación de Reifenstuel permitirá unificar la causa y profundizar en la reconstrucción de los hechos ocurridos aquel 30 de septiembre. La Fiscalía sostiene que el ataque fue premeditado y perpetrado por un grupo organizado que actuó con violencia deliberada, lo que podría agravar las penas.
Mientras tanto, la familia de Ivana sigue luchando por mantener viva su memoria. En redes sociales, en actos públicos y en cada entrevista, sus allegados recuerdan que Ivana era mucho más que una víctima: una joven apasionada, con proyectos, con afectos, con una vida que fue brutalmente interrumpida.
La autorización de la extradición no borra el dolor, pero se inscribe como un gesto de justicia en un camino todavía largo, pero con señales concretas de que la impunidad no será el destino final de este caso.