La Justicia federal confirmó la condena a siete años de prisión para Gustavo Shanahan, reconocido financista rosarino y ex presidente de la Terminal Puerto Rosario, al encontrarlo culpable de participar en una estructura criminal dedicada al tráfico de drogas. El fallo fue emitido por la Sala IV de la Cámara de Casación Penal, que también avaló la pena de 21 años para el narcotraficante peruano Julio Andrés Rodríguez Granthon, líder de la organización.
Según la causa, Shanahan cumplía un rol central: se encargaba de cambiar los pesos provenientes de la venta de droga en Rosario por dólares, facilitando así el lavado de dinero narco. Las operaciones se realizaban en una cueva financiera ubicada en calle España al 800.
Un eslabón financiero en la cadena del narco
La investigación comenzó en abril de 2021 tras detectar puntos de venta de estupefacientes en Villa Banana. La pesquisa reveló que desde ese barrio se gestionaba una red de búnkeres operada por Rodríguez Granthon, quien seguía dirigiendo las maniobras delictivas desde prisión. A través de escuchas telefónicas se constató el uso de códigos para referirse a las drogas (“Coca”, “Sprite”, “Manaos”) y la participación de Shanahan en la conversión del dinero sucio.
El juicio oral, llevado adelante en diciembre de 2023 por el Tribunal Oral Federal Nº 3, concluyó que Shanahan no solo conocía el origen ilícito de los fondos, sino que actuó como facilitador financiero del entramado narco, colaborando activamente en el circuito de blanqueo.
Alerta por el rol de las cuevas financieras
El caso expone nuevamente cómo las estructuras financieras paralelas son utilizadas por las bandas criminales para ingresar dinero ilegal al circuito económico formal. Para los fiscales, la actuación de Shanahan fue determinante en una organización que operaba con sofisticación, conexiones y logística.
El expediente contra Shanahan demuestra que el narcotráfico no se sostiene solo con armas y búnkeres: necesita de engranajes financieros, de profesionales que, con contactos y conocimientos, hacen posible que el dinero fluya. Esta condena apunta a cortar ese circuito.