Cristian Castro desata un concierto épico en Rosario: lluvia, emoción y un viaje por todos sus éxitos

El Anfiteatro Humberto de Nito se convierte en el escenario de un momento casi cinematográfico. En plena noche rosarina, con un aire cargado de humedad, Cristian Castro sube al escenario y, como si fuera una señal del destino, menciona el calor y la brisa comienza a soplar. Pero la magia no se detiene ahí: en el preciso instante en que arranca “Lloviendo estrellas”, las nubes responden con un aguacero que corona el cierre del show con una imagen digna de una película.

Un regreso esperado con localidades agotadas

El mexicano vuelve a Rosario como parte del festival Noches del Lunario y lo hace con entradas agotadas desde hace semanas. Desde temprano, el público colma el Parque Urquiza, transformando el anfiteatro en un mar de pelucas azules, vinchas con luces y carteles. Hay lágrimas, coreografías improvisadas y una complicidad total entre artista y espectadores.

Castro pisa fuerte el escenario con su traje blanco y una escenografía organizada en tres niveles, con pantallas que proyectan desde rosas hasta efectos visuales que amplifican la atmósfera del show. Su voz, intacta y potente, llena cada rincón con una selección de sus mayores éxitos.

Un repertorio que viaja por todos los géneros

Desde el inicio con «Si fuera por ti», la noche se convierte en un recorrido por baladas, boleros, cumbias, cuarteto y hasta mariachis. Canciones como «Amor», «Amor eterno» y «Lloran las rosas» marcan el inicio de un espectáculo cargado de emoción.

Mientras la humedad del ambiente se entremezcla con la energía de la multitud, el concierto avanza con un set de boleros que incluye «Ángel», «Por amarte así», «Después de ti… ¿qué?» y «Mi vida sin tu amor», acompañado por un conjunto de cuerdas que le da un tono aún más íntimo.

Pero no todo es romanticismo: el artista enciende el ritmo con cumbia santafesina en “Solo” y luego se sumerge en el cuarteto con «Así era ella», «Hola» (su colaboración con Ulises Bueno) y «Yo quería».

A mitad del show, Cristian bromea sobre los comentarios que recibió tras su aparición en ropa interior durante un concierto con Miranda!. “Traje unos bóxers que quiero compartir”, dice con picardía, arrancando risas del público.

El clímax: un aguacero en el momento justo

Con una energía que no decae, Castro sigue entregándose al público con interpretaciones cargadas de sentimiento. «No hace falta» y «Lo mejor de mí» elevan la intensidad vocal, mientras que el set de mariachis con «Mi castigo, tu desgracia» y «Mañana, mañana» le da un giro inesperado a la noche.

Pero el momento culminante llega con «Lloviendo estrellas». Justo cuando comienzan los primeros acordes, el cielo se abre y la lluvia, que había amagado durante horas, se descarga con fuerza sobre el anfiteatro. Un cierre perfecto para una noche cargada de emociones.

El broche de oro: «Azul» y el reconocimiento del público

Tras una breve salida del escenario, Castro regresa para el bis con «Azul», poniendo el broche de oro a un concierto que quedará en la memoria de Rosario.

Poco antes de las 23, los asistentes comienzan a abandonar el predio empapados pero felices. La lluvia sigue cayendo, como si el tiempo mismo hubiese decidido sumarse a la magia de la noche.