La noche del 30 de diciembre de 2004 quedó grabada como una de las peores tragedias en la historia del país. El boliche República de Cromañón, en el barrio porteño de Once, fue el escenario de un incendio devastador durante un recital de la banda Callejeros. Lo que debía ser una fiesta para despedir el año terminó con 194 muertos y cerca de 1.500 heridos, en su mayoría jóvenes y niños.
El inicio del desastre
A las 22:50, mientras Callejeros interpretaba «Distinto», una bengala arrojada por el público impactó en el techo. El revestimiento de espuma de poliuretano, altamente inflamable, comenzó a arder rápidamente. La propagación del fuego, sumada a la oscuridad causada por un cortocircuito y la falta de medidas de seguridad, convirtió al local en una trampa mortal.
Cromañón, habilitado para 1.031 personas, estaba desbordado con más de 4.500 asistentes. Las salidas de emergencia estaban bloqueadas, los matafuegos no funcionaban, y el lugar carecía de agua. La mezcla de humo tóxico y calor extremo desató el caos. Afuera, las pilas de zapatillas quemadas y los cuerpos sobre el asfalto se transformaron en un símbolo imborrable de la tragedia.
Impacto y cambios sociales
El incendio de Cromañón marcó un antes y un después en la cultura del rock y en las políticas de seguridad en espacios públicos. Las bengalas, hasta entonces parte del folclore del rock barrial, se convirtieron en símbolo de irresponsabilidad. La tragedia también expuso graves falencias en la regulación de boliches y recitales, impulsando reformas legales y mayor control en eventos masivos.
Responsabilidades y condenas
El caso Cromañón derivó en acusaciones y sentencias que se extendieron por años. Las responsabilidades se dividieron en tres grupos principales:
- Los dueños y responsables del boliche: Omar Chabán, gerente de Cromañón, fue la cara visible. Su negligencia quedó evidenciada en las múltiples irregularidades del local.
- La banda Callejeros: Liderada por Patricio «Pato» Fontanet, algunos de sus integrantes fueron señalados por su rol en la organización del evento, aunque también se contaron entre las víctimas, ya que perdieron familiares y amigos en el incendio.
- Los responsables políticos: Aníbal Ibarra, jefe de Gobierno porteño en ese momento, fue cuestionado por la falta de control y regulación, lo que derivó en su destitución en 2006.
Evolución de las causas judiciales
El 19 de agosto de 2009 se dictaron las primeras sentencias. Los músicos de Callejeros fueron absueltos inicialmente, pero la decisión fue revisada en instancias superiores. Finalmente, en 2011, fueron condenados por «incendio culposo seguido de muerte y cohecho activo». Las penas fueron las siguientes:
- Omar Chabán: 10 años y 9 meses de prisión.
- Diego Argañaraz (mánager de Callejeros): 18 años.
- Patricio Fontanet: 7 años.
- Eduardo Vázquez: 6 años.
- Christian Torrejón: 5 años.
- Maximiliano Djerfy, Elio Delgado y Juan Carbone: 5 años.
Chabán falleció en 2014 mientras cumplía su condena. En cuanto a los integrantes de Callejeros, cumplieron sus penas y retomaron su vida fuera del ámbito musical, aunque la marca de la tragedia los acompaña.
20 años después: una herida abierta
Dos décadas después, Cromañón sigue siendo un símbolo de desidia y negligencia, pero también de memoria y lucha por los derechos de las víctimas. Cada aniversario reúne a familiares y sobrevivientes que mantienen viva la consigna de “que no vuelva a pasar”.
La tragedia dejó enseñanzas imborrables: la necesidad de controles estrictos en lugares públicos, la importancia de la seguridad en eventos masivos, y el recordatorio de que las vidas perdidas en Cromañón no deben quedar en el olvido.