A contramano del paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para este jueves, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) confirmó que los choferes de colectivos prestarán servicio normalmente en todo el país. La decisión del gremio de colectiveros se sustenta en una razón legal: el sindicato se encuentra dentro de un proceso de conciliación obligatoria, lo que impide que sus afiliados participen de medidas de fuerza mientras dure ese período.
Fue el vocero nacional de la UTA, Mario Callegari, quien brindó la explicación oficial: “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, señaló, en una frase que marcó la postura institucional del gremio. La definición genera un impacto directo en la visibilidad del paro, ya que el transporte público es uno de los factores clave para medir el nivel de adhesión y el efecto de la protesta en las ciudades.
¿Qué implica la conciliación obligatoria?
El marco legal de la conciliación obligatoria impone que las partes en conflicto laboral —en este caso, empleadores y sindicato— deben suspender cualquier acción directa (como paros, huelgas o lockouts) mientras duren las negociaciones auspiciadas por el Ministerio de Trabajo. En este caso puntual, la UTA había amenazado con un paro en el marco de reclamos salariales, pero tras la intervención de la cartera laboral, se retrotrajeron las medidas y comenzó el proceso de conciliación.
De allí que los trabajadores no pueden plegarse al paro sin exponerse a sanciones legales o incluso a la pérdida de los derechos sindicales de representación. Callegari fue claro en ese sentido: «Vamos a respetar la conciliación obligatoria porque así lo establece la ley», dijo, subrayando que la prioridad actual del gremio es la continuidad de la negociación salarial.
¿Un mensaje interno a la CGT?
Más allá de la explicación legal, el tono del vocero dejó entrever cierta distancia respecto al accionar de la CGT. “Al no parar los colectivos, se va a saber a ciencia cierta cuál es el nivel de adhesión voluntaria a la medida de fuerza”, afirmó Callegari, deslizando que la participación masiva o no en el paro revelará la real temperatura del malestar en la base trabajadora.
Esa frase no pasó desapercibida en el mapa sindical. Mientras múltiples gremios —entre ellos docentes, estatales, bancarios, recolectores, judiciales y empleados de comercio— ya confirmaron su adhesión y movilización, la ausencia del transporte público podría relativizar el alcance del paro, especialmente en grandes ciudades como Rosario, Córdoba, Mendoza o Buenos Aires, donde miles de trabajadores dependen de colectivos para movilizarse.
Rosario: un caso especial
En Rosario, donde la Intersindical ya anticipó cortes, movilizaciones y una fuerte presencia callejera, la decisión de la UTA nacional mantiene al transporte urbano funcionando este jueves, lo que permitirá cierto grado de normalidad en la circulación, pese al alto acatamiento en otros sectores.
Cabe destacar que la conducción local de la UTA no ha emitido declaraciones en contrario, lo que confirma la alineación con la postura nacional.
Una jornada con tensión medida
La participación o no de sectores clave como el transporte suele marcar la temperatura de los paros generales. La postura de la UTA, aunque fundamentada en un argumento legal sólido, también refleja las tensiones internas dentro del movimiento sindical, donde no todos los gremios se sienten representados por las decisiones de la CGT.
De todas maneras, se espera que el paro de este jueves tenga un impacto considerable en todo el país, aunque con matices: menos visible en la calle, pero con un fuerte mensaje político desde los gremios que buscan frenar despidos, recortes y represión.