Leda Bergonzi: entre la fe inquebrantable y la controversia con la Iglesia Católica

En un mediodía ardiente de diciembre, el camping del sindicato de Recolectores de Rosario se convierte en epicentro de fervor y espiritualidad. Allí, Leda Bergonzi, conocida como una líder espiritual y sanadora para miles, vuelve a congregar a sus seguidores tras la controversia con la Iglesia Católica que cuestionó sus prácticas. El escenario, improvisado pero vibrante, reúne a unas 2.000 personas llegadas desde diferentes rincones del país. Todas tienen un objetivo común: recibir la bendición de Leda, escuchar sus palabras de esperanza y, si es posible, abrazarla.

La líder que desafía las normas eclesiásticas

Desde hace meses, Bergonzi y su grupo Soplo de Dios Viviente enfrentan restricciones impuestas por la arquidiócesis de Rosario, que decidió suspender las actividades pastorales vinculadas a este movimiento. Sin embargo, la prohibición no ha mermado la convocatoria de sus encuentros. Sin sacerdotes ni misas, el mensaje de Leda se mantiene intacto y alcanza a multitudes que ven en ella un puente hacia lo divino.

Con una presencia carismática, Leda sube al escenario en jeans ajustados y zapatillas. Entre risas, responde al cariño de sus seguidores mientras organiza la jornada. “Voy a abrazar a todos”, asegura, conteniendo a la multitud ansiosa. A pesar de la falta de apoyo institucional, la fe de los asistentes trasciende los protocolos religiosos. Para ellos, Leda es más que una guía; es una figura que encarna la posibilidad de un cambio profundo en sus vidas.

Un evento masivo y emotivo

El encuentro comienza con una prédica cargada de emoción. Leda habla sobre el amor de Dios, la importancia de confiar en Su plan y la oportunidad de renovarse espiritualmente. Durante más de media hora, combina enseñanzas religiosas con un estilo cercano y cálido. Mientras tanto, un dron sobrevuela el lugar, registrando imágenes del evento en un gesto que algunos interpretan como un intento de cumplir con las exigencias de transparencia solicitadas por el arzobispado.

La dinámica del encuentro incluye oraciones cantadas y momentos de intenso fervor. Algunos asistentes caen al suelo o gritan, manifestando lo que consideran el paso del Espíritu Santo. Leda, con firmeza pero suavidad, pide que nadie toque a nadie. Su liderazgo no solo es espiritual; también demuestra un control absoluto sobre el ambiente.

Una comunidad en expansión

En el camping, las estructuras precarias y las condiciones de calor extremo no desaniman a los asistentes. Muchos pasaron la noche anterior en carpas, esperando el momento de estar cerca de Leda. En los alrededores, puestos improvisados ofrecen alimentos y recuerdos con su imagen, desde remeras hasta rosarios. La mezcla de fervor religioso y actividad comercial refuerza la singularidad del fenómeno.

Leda enfrenta con determinación las críticas recibidas, especialmente aquellas relacionadas con las supuestas ganancias económicas de su movimiento. “Todo el mundo cree que me estoy llenando de plata, pero no es así. Hay lugares donde ni siquiera me pagaron”, asegura. También reafirma su compromiso con los valores cristianos: “No me sigan a mí, sigan a Dios”.

Un llamado que no se detiene

Pese a las restricciones impuestas por la Iglesia, Leda se siente respaldada por lo que considera un llamado divino. “Si me detengo, siento que me falta la vida”, confiesa. Para ella, el celo apostólico es una misión que no puede postergar. Aunque reconoce la necesidad de “purificación” mencionada por el arzobispado, no ve las críticas como un obstáculo, sino como parte de un proceso que fortalecerá su fe y la de su comunidad.

Un fenómeno social y espiritual

El impacto de Leda Bergonzi trasciende la esfera religiosa. Su capacidad para convocar multitudes y su mensaje de esperanza en medio de la adversidad la convierten en una figura única en la escena espiritual argentina. Aunque polariza opiniones, no cabe duda de que su influencia sigue creciendo, alimentada por la fe inquebrantable de quienes la siguen.

En un país donde la búsqueda de contención espiritual es una constante, Leda se presenta como un refugio para miles de personas. Mientras tanto, el debate sobre los límites entre religión, espiritualidad y liderazgo personal permanece abierto.