En un audaz operativo delictivo, un centenar de personas identificadas como “boquilleros” robó toneladas de soja tras detener y sabotear una formación ferroviaria de Ferroexpreso Pampeano S.A. (FEPSA), empresa dedicada al transporte de cargas y perteneciente al grupo Techint. El episodio ocurrió el sábado 26 de octubre a plena luz del día frente a la villa La Tablita, en Villa Gobernador Gálvez, cerca de Rosario. La formación, compuesta por 68 vagones, fue detenida intencionalmente mediante el corte de la manga de los frenos neumáticos, lo que activó el sistema de frenado automático.
Luis Carello, apoderado de Ferroexpreso Pampeano, explicó cómo los delincuentes utilizaron el propio sistema de seguridad del tren para inmovilizar la formación. “Los trenes tienen frenos neumáticos. Si perforás el tubo neumático, se escapa el aire y el tren se para automáticamente”, detalló Carello en diálogo con Punto Biz. Luego de cortar el tubo y detener el tren, los boquilleros abrieron las compuertas inferiores de 17 vagones, provocando que el cereal se derramara por el suelo.
Organización y modus operandi: una amenaza recurrente para los ferrocarriles
Los boquilleros actuaron con una rapidez sorprendente, llegando al lugar armados con bolsas para recoger la soja que se encontraba esparcida en el suelo. La carga robada pertenecía a las empresas Cofco y Agricultores Federados Argentinos (AFA), y se estima que las pérdidas son considerables, tanto en el valor del cereal como en las posibles reparaciones al sistema de frenado del tren.
Desde Ferroexpreso Pampeano resaltaron que este modus operandi no es nuevo en la región. La firma advirtió que los robos a trenes de carga en la zona son habituales, afectando tanto a Ferroexpreso como a otros operadores ferroviarios que transportan productos hacia los puertos de Rosario. “A pesar de las medidas preventivas que hemos adoptado, estos incidentes perjudican el desarrollo normal de la actividad, generando pérdidas económicas significativas y riesgos de accidentes, incluso para las mismas personas que participan en estos actos delictivos”, declaró la empresa en diálogo con La Nación.
La figura del reducidor: el eslabón clave en el circuito delictivo
Para Carello, el principal problema radica en los “reducidores”, es decir, los compradores del cereal robado, quienes facilitan que este tipo de delitos sigan ocurriendo. “Es francamente inconcebible que no se haya podido detectar quién o quiénes son los reducidores, porque sin ellos estos delitos no se cometerían”, afirmó, poniendo en evidencia la necesidad de investigar a fondo la cadena de comercialización ilegal.
La soja robada, que en su mayoría termina en el mercado negro, representa una parte significativa de la economía ilícita en la zona y continúa desafiando a las autoridades y operadores ferroviarios. Carello expresó que, sin el incentivo de un comprador dispuesto a adquirir el cereal a bajo costo, estos robos perderían rentabilidad para los delincuentes, lo que podría reducir considerablemente su frecuencia.
Preocupación en el sector y pedidos de medidas de seguridad
Este tipo de ataques al transporte de cargas genera preocupación entre las empresas del sector, que deben enfrentarse tanto a las pérdidas económicas como a los riesgos operativos que representan los sabotajes. Ferroexpreso Pampeano, junto a otros operadores, insiste en que se refuercen las medidas de seguridad en las zonas de mayor vulnerabilidad y solicita una respuesta efectiva de las autoridades para identificar a los responsables y reducir la actividad de los reducidores.
El sector ferroviario, fundamental para la economía agrícola del país, enfrenta un desafío creciente en cuanto a la seguridad de sus operaciones. El sabotaje a formaciones y el robo de mercancía no solo impactan en los costos de transporte, sino que también obstaculizan el flujo de exportaciones en un contexto económico donde cada grano cuenta.