Rosario pone en valor su corazón histórico de cara al tricentenario: comienzan las obras en la Catedral y el Palacio de los Leones

Con la mirada puesta en octubre, mes en el que Rosario celebrará sus 300 años, este miércoles comienzan a materializarse las obras de restauración anunciadas en enero por el intendente Pablo Javkin. El ambicioso plan abarca los edificios más emblemáticos del centro histórico de la ciudad: la Catedral, la Casa Parroquial, el Palacio Municipal —conocido como Palacio de los Leones— y el Pasaje Juramento, que incluye las icónicas estatuas de Lola Mora y la fuente.

El primer gran paso visible se da frente al edificio más antiguo de Rosario, la Catedral, declarada bien patrimonial de la Nación en 1997. En los últimos días se instalaron andamios y comenzaron los trabajos preliminares de restauración, a cargo de la empresa Imper Cober. Según confirmaron desde la propia Catedral, las tareas forman parte de la primera etapa de un proceso que busca revalorizar este símbolo de la fe y de la historia rosarina, muy golpeado por las filtraciones en techos y muros.

Una catedral con siglos de historia

El templo actual tiene su origen en un pequeño oratorio del siglo XVIII, que más tarde se transformó en capilla. Ya en 1834 se proyectó una versión más sólida y, finalmente, tras la declaración de Rosario como ciudad, en 1866 se inició la construcción del templo definitivo, que se completó en 1888. A pesar de algunas remodelaciones menores, la Catedral se mantiene en pie desde entonces, aunque con un claro desgaste estructural, especialmente en su cubierta.

Los trabajos se enmarcan dentro de un esfuerzo conjunto entre Provincia y Municipio. La administración provincial asumirá los costos de restauración de la Catedral, mientras que la Municipalidad se encargará de los arreglos en el resto de la manzana histórica: el Palacio de los Leones, la Casa Parroquial y el Pasaje Juramento, con sus elementos escultóricos y su valor urbanístico y cultural.

El Palacio de los Leones, símbolo de gobierno y arquitectura

A pocas cuadras, el Palacio de los Leones también comienza su transformación. Ubicado en la esquina de Buenos Aires y Santa Fe, el majestuoso edificio de estilo neorrenacentista italiano, proyectado con inspiración en las sedes gubernamentales europeas, ya está siendo rodeado por andamios y vallas que limitan el paso peatonal para facilitar el inicio de las obras.

Su historia es fascinante. Aunque la licitación inicial fue otorgada a Gaetano Rezzara, finalmente otro constructor llevó adelante la ejecución del proyecto. La arquitectura destaca por su volumetría simple, sus arcadas con columnas jónicas, las esquinas redondeadas, los característicos «ojos de buey» y los balcones con arcos de medio punto. El edificio encierra un patio central porticado, reforzando su impronta monumental.

El apodo “Palacio de los Leones” se debe a las dos esculturas de leones que custodian su escalinata principal, similares a las que flanquean la entrada de la Catedral de San Lorenzo, en Génova, Italia. Una referencia directa que explica el linaje europeo de su diseño y su valor simbólico.

La recuperación del Pasaje Juramento y la Casa Parroquial

Además de los dos edificios principales, el plan de obras también incluye al Pasaje Juramento, el paseo peatonal que conecta la explanada de la Catedral con el Monumento a la Bandera y que se destaca por las esculturas de Lola Mora y una fuente que necesita restauración. Este corredor es uno de los espacios más fotografiados por turistas y vecinos, y representa un hito del arte público en Rosario.

En paralelo, la Casa Parroquial, otro edificio con valor patrimonial, será intervenida para mejorar su estado general y acompañar la puesta en valor integral del entorno.

El objetivo: llegar al tricentenario con el corazón de la ciudad renovado

La meta trazada por el Municipio es clara: llegar al 7 de octubre con todas las obras finalizadas, en condiciones de ser disfrutadas por rosarinos y visitantes. El centro histórico de Rosario, tan visitado por su valor simbólico y turístico, será el epicentro de los festejos del tricentenario, y el Ejecutivo local quiere que luzca como se merece.

Este proceso, que pone en valor edificios icónicos, no solo repara el paso del tiempo, sino que afirma el compromiso con la historia y la identidad local. En tiempos donde muchas ciudades pierden su memoria visual, Rosario apuesta a preservar su legado arquitectónico y cultural, y a mostrarlo con orgullo en su aniversario número 300.