La segunda ronda de negociaciones entre representantes de Rusia y Ucrania finalizó este lunes 2 de junio en Estambul sin avances sustanciales hacia un acuerdo de alto el fuego. Pese a que las delegaciones lograron consensuar un nuevo intercambio de prisioneros, persisten profundas diferencias en torno a los términos exigidos por Moscú para frenar la guerra que ya se prolonga por más de tres años.
Durante el encuentro, que se celebró en el Palacio Ciragan y se extendió apenas una hora, el Kremlin presentó formalmente dos propuestas que delinean sus condiciones para un eventual cese de hostilidades. De acuerdo con la agencia de noticias rusa RIA Novosti y otras fuentes estatales, el gobierno del presidente Vladímir Putin exige, en primer lugar, la retirada inmediata de las fuerzas armadas ucranianas de cuatro regiones clave: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporizhia. Se trata de territorios que Moscú considera parte de la Federación Rusa tras su anexión unilateral, aunque el control militar ruso sobre estas zonas es parcial en algunos casos.
Donetsk, en el este de Ucrania, se encuentra bajo dominio ruso prácticamente total, mientras que en Lugansk, Jersón y Zaporizhia las tropas de Moscú controlan entre un 60% y un 70% del territorio. Kiev, por su parte, insiste en que estas regiones forman parte de su soberanía reconocida internacionalmente y no está dispuesta a cederlas.
Un “memorando de paz” con condiciones políticas y militares
La segunda propuesta presentada por Rusia en lo que denomina un “memorando de paz” va más allá del plano militar. El documento contempla una serie de condiciones políticas internas que Ucrania debería implementar como parte de un acuerdo definitivo: la suspensión de la ley marcial vigente, la paralización de todo redespliegue militar en su territorio, y la prohibición explícita de la presencia de tropas extranjeras, incluidos asesores y equipos de países miembros de la OTAN.
Además, el Kremlin plantea que Ucrania convoque elecciones presidenciales y legislativas en un plazo no mayor a 100 días, como paso previo a la firma de un tratado de paz bilateral. Ese tratado incluiría una cláusula de neutralidad permanente, la renuncia explícita de Ucrania a integrarse en la Alianza Atlántica, límites cuantitativos a sus Fuerzas Armadas y la adopción del idioma ruso como lengua oficial del Estado, junto con el ucraniano.
Desde el punto de vista ruso, estas condiciones buscan, según su discurso oficial, garantizar una “seguridad equilibrada en la región” y restaurar una relación estable con su vecino occidental. Sin embargo, para Ucrania y sus aliados, estas propuestas equivalen a una rendición forzada y a la institucionalización de las conquistas obtenidas por Rusia a través de la fuerza militar.
Ucrania responde: “Rusia no quiere la paz”
El gobierno ucraniano, liderado por el presidente Volodímir Zelenski, rechazó de forma categórica las condiciones impuestas por Moscú, al considerarlas incompatibles con la integridad territorial y la soberanía nacional del país. El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, quien encabezó la delegación de Kiev en Estambul, confirmó que su equipo recibió las propuestas rusas, aunque evitó hacer comentarios detallados al respecto. “Vamos a revisarlas, pero nuestra hoja de ruta hacia la paz ya ha sido elaborada”, afirmó en rueda de prensa.
Umerov añadió que su país está dispuesto a continuar el diálogo, pero subrayó que la solución definitiva solo puede alcanzarse en un encuentro directo entre Zelenski y Putin. En ese contexto, propuso celebrar una nueva reunión a finales de junio para preparar el terreno de cara a un posible cara a cara entre ambos mandatarios.
Por su parte, el presidente Zelenski denunció que la postura rusa revela una clara falta de interés por alcanzar una paz justa. Durante su intervención, también señaló que Ucrania entregó a la delegación rusa una lista con los nombres de 400 niños que, según Kiev, fueron secuestrados y trasladados a territorio ruso. El Kremlin, sin embargo, solo accedió a negociar el regreso de diez de ellos, alegando que los menores fueron evacuados desde zonas de conflicto para preservar su seguridad.
Kiev exige nuevas sanciones contra Moscú
En respuesta a la falta de avances en Estambul, el jefe de gabinete presidencial ucraniano, Andriy Yermak, instó a la comunidad internacional a reforzar las sanciones económicas contra Rusia. “Está claro que Moscú no tiene intención de detener la guerra. Al contrario, hace todo lo posible para prolongarla. Por eso necesitamos sanciones más duras, y las necesitamos ahora”, escribió Yermak en su cuenta oficial de X (antes Twitter).
Yermak advirtió además que aceptar las condiciones rusas significaría validar una ocupación militar ilegal y sentaría un precedente peligroso en la región.
Turquía y EE.UU. buscan mediar en el conflicto
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anfitrión de las conversaciones en Estambul, reiteró su disposición a facilitar un encuentro entre Putin, Zelenski y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en territorio turco. Erdogan se ha ofrecido en múltiples ocasiones como mediador entre ambas partes, apelando a su cercanía diplomática con Moscú y su rol en iniciativas previas como el acuerdo de exportación de grano del mar Negro.
Por ahora, la posibilidad de una cumbre trilateral sigue siendo incierta, pero tanto Kiev como Ankara consideran que solo una reunión al más alto nivel podría romper el estancamiento actual.
Un horizonte diplomático incierto
La guerra en Ucrania, que estalló a gran escala en febrero de 2022 tras la invasión rusa, ha dejado decenas de miles de muertos, millones de desplazados y una destrucción masiva de infraestructura. Con las posiciones cada vez más enquistadas, los esfuerzos diplomáticos se ven obstaculizados por la desconfianza mutua y las profundas divisiones sobre el futuro político y territorial de Ucrania.
La segunda ronda de conversaciones en Estambul ha dejado en evidencia que, a pesar de los esfuerzos de mediación y los llamados a la paz, las exigencias planteadas por Rusia siguen alejadas de lo que Ucrania está dispuesta a aceptar. Mientras tanto, en el terreno, los enfrentamientos continúan y la población civil sigue pagando el precio de un conflicto sin final a la vista.