Trump sacude los mercados globales con una jugada proteccionista: impacto inmediato y alertas para Argentina

Por Facundo Beltramone. Economista rosarino. Columnista de Radiópolis Weekend, por Radio 2

Los mercados globales sufren un cimbronazo inesperado. Acciones en rojo, commodities en caída libre y monedas emergentes golpeadas como en los peores días de 2001, 2008 o 2020. ¿La causa? Una firma, una orden y un nombre que siempre genera impacto: Donald Trump. El expresidente estadounidense regresó con una orden ejecutiva que establece aranceles recíprocos para todos los países que imponen barreras comerciales a EE.UU.. Traducido: si vos me cobrás 50%, yo te cobro lo mismo.

Aranceles espejo: la vuelta del proteccionismo a lo grande

Trump, con su impronta clásica de acción directa, firmó una resolución que aplica lo que él denomina «aranceles espejo». Según sus números, China cobra 67% a los productos norteamericanos: ahora deberá pagar 34% para ingresar a EE.UU. La Unión Europea, que impone un 40%, pagará 20%. Y Vietnam, que tiene aranceles del 90%, enfrentará un 46%.

¿Y el método de cálculo? “Irrelevante”, dice Beltramone. Porque esto no se trata de técnica, sino de política. Trump quiere meter presión a sus socios comerciales: bajar barreras o pagar caro. Es el “compren americano” disfrazado de represalia arancelaria, un mecanismo para encarecer lo importado y reforzar la producción local.

Un déjà vu con acento argentino

La estrategia no es nueva. De hecho, Argentina la aplicó durante buena parte del siglo XX. Cerrar la economía, poner aranceles altos, proteger la industria nacional. Pero ya sabemos cómo terminó: inflación, desabastecimiento, productos caros y una economía cada vez más cerrada.

Beltramone lo plantea sin vueltas: “Si este modelo funcionara, Argentina sería la potencia número uno del mundo”. La mayoría de los economistas —excepto Guillermo Moreno, bromea— coinciden en que el proteccionismo extremo es ineficiente y contraproducente. Y sin embargo, ahora ese modelo se exporta, con estética MAGA (Make America Great Again), al corazón del capitalismo global.

La paradoja es fuerte: lo que acá se asociaba al peronismo industrialista, allá se presenta como patriotismo económico. Trump no innova: simplemente repite recetas viejas con un envoltorio moderno y mucho ruido mediático.

Guerra comercial en puerta y mercados en alerta

El impacto fue inmediato. China respondió con aranceles propios y denuncias ante la OMC. Los mercados, siempre sensibles a estos movimientos, reaccionaron con pánico. Caídas bursátiles, commodities en rojo y una señal clara: el mundo podría entrar en una nueva guerra comercial, con consecuencias impredecibles.

Y en este contexto, Argentina no queda al margen. Beltramone advierte: “Aunque firmemos tratados de libre comercio, un mundo en guerra comercial es un pésimo escenario para cualquier país emergente. Y peor aún para uno con fragilidad externa como el nuestro”.

Mal timing para la economía argentina

La caída del 14% en el petróleo en apenas dos días, sumada al descenso de los commodities, es un golpe directo a la acumulación de reservas, justo cuando Argentina necesita mostrar señales de estabilidad para bajar el riesgo país y acceder a financiamiento.

Además, el contexto local tampoco ayuda. El programa con el Fondo Monetario, que tiene bases sólidas, atraviesa una fase crítica: errores no forzados, rumores de devaluación, y ahora este temblor global. Aun así, Beltramone mantiene un mensaje de cautela: “Los fundamentos macro están. Hay margen de maniobra que no existía en otras crisis”.

El gobierno puede actuar: endurecer el cepo, subir tasas o eliminar el dólar blend. Ninguna opción es fácil, todas tienen costo. Pero el objetivo es claro: no permitir una nueva disparada inflacionaria.

En definitiva, lo que pasa en Wall Street no queda en Wall Street. El mundo vuelve a tensionarse entre proteccionismo y globalización, y Trump, una vez más, es el detonante. Lo curioso es que, en el juego de espejos que plantea el nuevo orden económico, lo que ayer se gritaba en la CGT hoy lo tuitea el magnate neoyorquino.

Y ahí uno se pregunta: ¿el verdadero peronismo estaba en Wall Street y no lo sabíamos?